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Annalisa Pistone

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Nutrición en las intolerancias alimentarias y en los trastornos relacionados con el gluten

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Con el término intolerancia alimentaria se denominan las reacciones adversas a los alimentos, no tóxicas y que no tienen como base un mecanismo inmunitario.

Este tipo de reacciones alimentarias pueden afectar al 15-20 % de la población.

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Pueden tener diversas causas:

  • Causa enzimática: déficit de enzimas involucradas en el metabolismo de algún nutriente.
  • Causa farmacológica: efecto de componentes de algunos alimentos que pueden desencadenar reacciones gastrointestinales.
  • Reacciones indeterminadas: incluyen las reacciones a aditivos, la intolerancia a FODMAP (oligosacáridos, disacáridos, monosacáridos y polioles fermentables) y la sensibilidad al gluten no celíaca.

En cualquiera de los tres casos, se produce una malabsorción de un alimento o de un nutriente, que se puede asociar con distensión y dolor abdominal, gases, diarrea, etc.

El tratamiento irá encaminado a limitar la ingesta del nutriente especifico, hasta el nivel que se tolere sin síntomas asociados.

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Intolerancia a la Lactosa

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La lactosa es un disacárido presente en la leche de los mamíferos que supone la mayor fuente de carbohidratos durante la lactancia.

La malabsorción de la lactosa aparece cuando se reduce la actividad de la enzima lactasa, que es encargada de hidrolizar la lactosa en glucosa y galactosa.

Durante la gestación ya se puede detectar la actividad de la lactasa en la mucosa intestinal y su mayor tasa de actividad es al nacimiento.

En condiciones naturales la actividad de la lactasa disminuye al terminar la lactancia.

En las personas que no consumen lácteos, la producción de lactasa suele reducirse en un 90 % durante los primeros 4 años de vida.

La intolerancia a la lactosa depende de varios factores, como la dosis consumida, la toma junto con otros alimentos, la presencia de sobrecrecimiento bacteriano, la velocidad del tránsito y la composición del microbioma intestinal.

Los síntomas de la intolerancia a la lactosa aparecen tras la ingesta de lácteos o alimentos que contengan lactosa. El cuadro clínico típico puede incluir dolor abdominal de tipo cólico, distensión abdominal y flatulencia, que se deben a la fermentación en el colon de la lactosa no absorbida. En algunos casos se produce pérdida de peso, desnutrición, diarrea, náuseas y vómitos.

La cantidad de lactosa que puede ser absorbida y tolerada varía de una persona a otra.

La mayoría de las personas pueden tolerar pequeñas cantidades de lactosa (12 g, equivalentes a una taza de leche) sobre todo si se acompaña de otros alimentos o se reparte a lo largo del día.

La sensibilidad alta a la lactosa se define como la tolerancia a 1-4 g de lactosa /día, sensibilidad media 5-8 g/día y baja si se toleran 9-12 g/día.

Tras un periodo inicial de eliminación de la lactosa (4-6 meses), se aconseja reintroducirla en la dieta en pequeñas cantidades para comprobar la tolerancia.

El control dietético de la intolerancia a la lactosa depende de que los afectados aprendan cuánta lactosa pueden tolerar.

Es de fundamental importancia revisar las etiquetas de los alimentos.

La leche humana tiene el porcentaje más alto de lactosa (9% ), seguida por la de búfala (4,9%), la de vaca (4,7%), la de oveja (4.6%) y la de cabra (4,1%).

Los productos lácteos desnatados o semidesnatados suelen contener un porcentaje ligeramente alto de lactosa.

En función de la ingesta habitual de productos lácteos, debe valorarse la toma de los sustitutivos enriquecidos en calcio o la indicación de suplementos de calcio.

La lactosa es además un aditivo utilizado por su textura y sabor y puede encontrarse en carnes procesadas (salchichas, patés, etc.), margarinas, cereales, frutas secas, alimentos procesados y precocinados, suplementos de proteínas, etc.

Cuando no puede evitarse la ingesta de lactosa, o en aquellas ocasiones en que una persona escoge consumir este tipo de alimentos, se pueden usar suplementos de lactasa (comprimidos masticables, capsulas, etc.) producidos artificialmente por un hongo (Aspergiullus Oryzae).

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Intolerancia a la Fructosa

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La fructosa tiene una absorción limitada y saturable en el intestino, la mitad de la población no puede absorber una carga mayor de 25 g.

Las consecuencias fisiológicas de la mala absorción de fructosa incluyen rápida fermentación por las bacterias del colon, alteración de la flora intestinal, diarrea, dolor abdominal, flatulencia o distensión abdominal.

La fructosa se ingiere principalmente como sacarosa (que se hidroliza en el intestino en fructosa y glucosa), como fructosa libre (frutas, verduras, miel..) o como fructanos (presentes en verduras y trigo). Se utiliza también como aditivo en alimentos y bebidas etiquetados como diet o light.

El tratamiento de la fructosemia implica el seguimiento de una dieta estricta sin fructosa (máximo 1-2 g/día). Este modelo de dieta necesita suplementación con Vitamina C (30 g/día), ya que las principales fuentes se encuentran restringidas, así como suplementos de ácido fólico, que aumenta la actividad de las enzimas glucolíticas.

La restricción dietética dependerá del nivel de tolerancia y/o la intensidad de los síntomas.

Las estrategias dietéticas van dirigidas a reducir la ingesta de fructosa libre, tomar alimentos ricos en glucosa si se toma fructosa (para facilitar la absorción) y limitar la carga de fructosa en cada ingesta (menos de 3 g para no saturar la capacidad de absorción).

Se pueden emplear suplementos de xilosa isomerasa para mejorar la absorción de fructosa, tomados 20 minutos antes de las comidas (cada cápsula puede degradar 6 g de fructosa).

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Intolerancias alimentarias en el síndrome del Intestino Irritable

[/et_pb_text][et_pb_divider _builder_version=»4.4.2″ custom_margin=»||0px|||» custom_padding=»||0px|||»][/et_pb_divider][et_pb_image src=»https://belaneve.es/wp-content/uploads/2020/05/sindrome-colon-irritable-Alicante.jpg» alt=»Síndrome del colon irritable en Alicante» title_text=»Síndrome del colon irritable en Alicante» _builder_version=»4.4.6″][/et_pb_image][et_pb_text _builder_version=»4.4.7″]

En los últimos años está creciendo el interés de una dieta pobre en FODMAP como pilar importante en el tratamiento del síndrome del colon irritable.

El acrónimo FODMAP se refiere a los hidratos de carbono de cadena corta fermentables, que provocan síntomas digestivos en los individuos con hipersensibilidad visceral.

Estos se absorben con dificultad en el intestino delgado, son osmóticamente activos produciendo distensión y dolor abdominal, y son rápidamente fermentables por parte de la flora intestinal normal y patológica.

Los FODMAP incluyen:

  • Oligosacáridos: fructanos y galactanos que no son digeribles por las enzimas intestinales. Éstos, especialmente en forma de inulina, se añaden a bebidas, salsas y barritas energéticas para aumentar su contenido en fibra. Se encuentran en vegetales (alcachofas, espárragos, guisantes, cebollas, ajos, brócoli, etc.), legumbres, frutos secos (pistachos) y frutas (melocotón, sandía, caqui, etc.)

Una de las mayores fuentes es el trigo (pan, pasta, galletas, etc.)

  • Disacáridos: Lactosa
  • Monosacáridos: Fructosa
  • Polioles: alcoholes derivados del azúcar (sorbitol, manitol, maltilo, xilitol e isomaltosa). Se encuentran en alimentos procesados, caramelos, chicles, helados, chocolates, etc.

En el paciente con síndrome del intestino irritable se plantea un nuevo modelo dietético, que pretende una reducción global y simultánea de FODMAP.

La dieta FODMAP sigue estas fases:

  • Fase 1: eliminación durante 6-8 semanas. La dieta aporta menos de 0,5g de FODMAP por ingesta o menos de 3 g/día.
  • Fase 2: reintroducción progresiva de alimentos eliminados y por grupos, de forma no sumatoria.

Por ejemplo, en la primera semana se reintroducen sólo alimentos ricos en fructanos; en la segunda se reintroduce la lactosa etc. Si aparecen síntomas al reintroducir uno de los grupos, se suspende la ingesta del nuevo grupo y se continúa con el siguiente.

  • Fase 3: a largo plazo el paciente puede controlar sus síntomas, consumiendo alimentos que contienen FODMAP según su límite de tolerancia.

Una de las grandes ventajas de la dieta baja en FODMAP es la posibilidad de capacitar a los pacientes para que controlen sus síntomas intestinales a largo plazo y la consecuente disminución de uso de fármacos.

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Enfermedad Celíaca o Celiaquía

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La enfermedad celíaca o celiaquía es una enfermedad sistémica autoinmune que afecta de forma principal al aparato digestivo, como respuesta a la ingesta de gluten en individuos con predisposición genética (principalmente HLA). Se caracteriza por una combinación variable de manifestaciones clínicas dependientes del gluten, anticuerpos específicos de enfermedad celíaca, haplotipo HLA-DQ2 y/o HLA- DQ8 y enteropatía.

Los anticuerpos específicos comprenden anticuerpos antitransglutaminasa tisular de tipo 2, anticuerpos antiendomisio y anticuerpos antipéptidos desamidados de gliadina.

En la mayoría de los casos es obligatoria la biopsia intestinal antes de retirar el gluten de la dieta, para evitar diagnósticos incorrectos.

Una vez diagnosticada la enfermedad, el único tratamiento eficaz es una dieta estricta sin gluten durante toda la vida. tanto para los pacientes sintomáticos como para los que no tienen síntomas.

Con ella se consigue la mejoría de los síntomas a las 2 semanas.

Las ventajas de seguir una dieta sin gluten son:

  • Desaparición de los síntomas.
  • Se normalizan los valores de autoanticuerpos.
  • La mucosa intestinal recupera su integridad.
  • Disminuye la incidencia de enfermedades autoinmunes.
  • Se previene la aparición de complicaciones como osteopenia y/u osteoporosis, abortos de repetición, infertilidad masculina y un elevado riesgo de neoplasias en el tubo digestivo.

Para iniciar una dieta sin gluten, es fundamental eliminar de la dieta cualquier producto que contenga como ingrediente harinas de trigo, cebada, centeno, avena, espelta, kamut, triticale y sus derivados (almidón, harina, panes, pastas, etc.).

La dieta sin gluten debe basarse en alimentos naturales y frescos como carnes, pescados, huevos, leche y derivados, frutas, verduras y hortalizas, legumbres y cereales sin gluten (maíz, arroz, mijo y sorgo), combinándolos de forma variada y equilibrada.

Para que los productos se consideren sin gluten, se ha establecido como límite máximo de contenido de gluten la cifra de 20 parte por millón (ppm) y 200 ppm para los alimentos elaborados con almidón de trigo.

Además del etiquetado, los productos libres de gluten deben llevar su logotipo: la espiga barrada para todos los países europeos.

Es preciso el seguimiento clínico de los pacientes para vigilar la evolución de los síntomas, controlar el crecimiento en los niños y vigilar el cumplimiento de la dieta.

En los pacientes que continúan presentando síntomas o recidivas a pesar del régimen sin gluten, es obligada la búsqueda intencionada de fuentes ocultas de gluten en la dieta o de transgresiones mínimas.

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Sensibilidad al Gluten no Celiaca

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La sensibilidad al gluten es una entidad clínica en la que se presentan síntomas digestivos y/o extradigestivos desencadenados por la ingesta de gluten, en ausencia de anticuerpos específicos y lesiones histológicas, en la que la dieta sin gluten lleva a la reversión total de los síntomas.

La mayoría de los síntomas son similares a los del síndrome del intestino irritable y la enfermedad celíaca: dolor abdominal, diarrea, estreñimiento, flatulencia, náuseas, cefalea, cansancio crónico, depresión, ansiedad, etc.

Hasta la fecha, el diagnóstico es de exclusión, debido a que no existen pruebas de laboratorio que identifiquen la sensibilidad al gluten.

El tratamiento es idéntico al de la enfermedad celíaca, ya que en ambos casos existe una intolerancia permanente al gluten. Así, el único tratamiento realmente eficaz es el seguimiento de una dieta sin gluten estricto y de por vida, sin transgresiones, para conseguir una mejora mantenida y eficaz.

Si los síntomas persisten deben excluirse otras causas, como intolerancia a la lactosa o a la fructosa, síndrome del colon irritable y/o sobrecrecmiento bacteriano.

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El objetivo de los planes de nutrición es conseguir cambios de hábitos a largo plazo y convertir a la persona en dueña de su salud por medio de la alimentación.

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Av. Historiador Vicente Ramos 28, Local 20. 03540. Alicante.

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